Fa cinquanta anys el general Franco visitava Barcelona

Als que tenim una edat respectable, i que varem passar la meitat de la nostra existència sota el règim del general Franco, ens fa gràcia tornar a llegir la retòrica d’aquells temps. Reprodueixo l’editorial de la Voz de Malgrat del mes de maig d’ara fa cinquanta anys. L’he rellegit tot pensant que feia tot just un any que Espanya estava en suspensió de pagaments (més o menys com ara) gràcies al “geni realitzador d’un nou món social”, i que ja feia més de vint anys que s'havia acabat la guerra civil.

El problema era que aquestes bajanades eren de publicació obligada per la “superioritat”. En aquest cas per la "superioritat" falangista, en un moment en que els falangistes (més ben dit, la versió descafeinada que en quedava) es veien foragitats del poder pels tecnòcrates de l’Opus Dei que varen dur a cap el pla d’estabilització econòmic d’Espanya. En aquest sentit, podem considerar aquesta editorial de la Voz com el cant del cigne de la falange.

Franco entre nosotros

Ayer, día 30 de Abril, llegó el Caudillo a Barcelona. Una vez más, Francisco Franco, Jefe Nacional de la Falange, genio realizador de un nuevo mundo social, ha venido a la Ciudad Condal, acogedora capital de nuestra Cataluña, donde podrá calibrar con su visión de Jefe hasta qué punto la realidad física de la Falange Catalana corresponde a la confianza que tiene puesta en nosotros.

Ha venido el Caudillo y nos sentimos orgullosos de su decisión, al igual que lo sentíamos cuando con su estrategia liberó nuestra región del yugo marxista que desde largo tiempo padecíamos. Ha venido, y su llegada ha sido una verdadera demostración de la simpatía que inspira al pueblo catalán y de la potencia de nuestra Falange, vanguardia de una masa de más de un millón de camaradas repartidos por todas las tierras de España y que respalda el pueblo que trabaja. Y este pueblo trabajador, que constantemente produce demostrando sus deseos de superarse, de ponerse al nivel de la técnica de otros países y de vencer toda suerte de dificultades —confiando con la ayuda del Gobierno,- hoy en el gran Estadio barcelonés, patentizará con creces, mediante sus virtudes tradicionales y sus progresos en el campo del folklore, del atletismo y deporte, lo que en realidad es nuestro Estado Nacional-Sindicalista.

Ante tales demostraciones no pueden confiar en un cansancio incompatible con nuestro estilo, quienes al amparo de la paz que el Caudillo y nosotros garantizamos, juegan con separatismos, regímenes caducos, privilegios de clase o con el apoyo de los acérrimos tradicionales enemigos de España; de esta España Católica y Mariana por esencia, que sabe rendir el culto de consagración a Cristo y que se apresta, al ofrecimiento de las primaverales rosas aromáticas y espirituales a la Virgen.

Que nuestra decisión, entusiasmo y creencias, recuerden que los falangistas no damos por terminada nuestra misión con la victoria y que estamos, empeñados en la reconstrucción de la nueva España para todos las españoles, que quería José Antonio.

Pocas vidas en la Historia de España han sido tan fecundas para la Patria como la de Francisco Franco. Vida ejemplar la del que honra con su presencia a la Ciudad Condal, ahora, cuando ya alcanzó los oros de la plenitud. Franco, en sus años de milicia, supo ser siempre espejo para los que hacen servidumbre y grandeza en el servicio de las armas. Fue ejemplo de caballero cristiano y uno de los estadistas de más personalidad y clarividencia.

Hoy es, en definitiva, un predestinado, esa clase de hombres que llevan la fortuna a quienes mandan, tal vez porque el más duro servicio es el de mandar.

Disciplinados, con emoción y con el mayor respeto, hoy le decimos: A tus órdenes y bienvenido seas a nuestra querida Barcelona.