Llegit a la Voz de Ortigueira del primer de desembre del 2006. Escrit per en Ramón Farré, professor d’institut. M’ha fet gràcia. No sols pel cas explicat, sinó també per la manera de narrar-lo: té molta conya el professor. No m’estranya que hi hagi tants mestres deprimits…
Profesores de esta hora, inspectores, delegado,
gentes de toda Galicia, autoridades y mandos:
Contaros he un buen suceso,
contaros he un chusco caso
que ha poco que aconteció en clase de castellano
cuando estaba el profesor, hombre probo y entregado,
explicando a la mesnada los tipos de predicado.
Y ante un ruido sutil, compulsivo, acompasado,
volvió el profesor los ojos de la tarima en lo alto
tratando de esclarecer aquel runrún delicado
que a la grey movía a risa, a cuchufleta y escándalo.
Nada pudo averiguar y tornóse al encerado.
Acometió con denuedo y mismo con entusiasmo
la labor de desasnar a tanto mortal asnado.
La mesnada se resiste, prefiere pasar el rato,
jugando a los submarinos aquellos más preparados.
Otros muchos piden tute, que din cabrón y arrastrado.
Entonces ve el profesor, hombre probo y entregado,
que se impone negociar y reclama al delegado:
si en lo que queda atendieren al morfema denostado,
un cuento les contará, un cuento -dijo- de grado...
Mas la tropa desmayaba del esfuerzo derrochado
e indolentemente mira al profesor aliviado
que continúa la lección con ánimo renovado.
El dómine estando en esto escuchó sobrepasado
aquel ruido sutil, compulsivo, acompasado.
Pónese fuera de sí pese a que es hombre templado
y atisba ya al pupilaje bermejo y acalorado.
Cuando muy cabe de él, desinhibido un muchacho,
mastúrbase con fruición... y los ojillos en blanco
¡A despecho del sujeto! ¡Y también del predicado!
Y no supo el profesor, hombre probo y entregado,
a pesar de los pesares, conducirse en este paso.
Consultó de buena fe las leyes de arriba abajo,
sin hallar en parte alguna, respuesta que venga al caso.
¿Es la lúdica enseñanza que reivindica el orgasmo?
¿Lúdicos hemos de ser? ¿En la clase? ¿Mano a mano?
-díjose el pobre maestro, díjose el pobre abrumado-.
Y pidió su parecer a inspector y delegado,
que tenga Dios en su reino por los años de los años,
para que un día nos provean -¡Oh milagro demorado!-,
haciéndonos más felices, de consejos ponderados
que nos guiarán en el trance si el onanista probado
que está en edad militar no para ya de pelar
el mosquetón a dos manos.
Profesores de esta hora, inspectores, delegado,
gentes de toda Galicia, autoridades y mandos:
Contaros he un buen suceso,
contaros he un chusco caso
que ha poco que aconteció en clase de castellano
cuando estaba el profesor, hombre probo y entregado,
explicando a la mesnada los tipos de predicado.
Y ante un ruido sutil, compulsivo, acompasado,
volvió el profesor los ojos de la tarima en lo alto
tratando de esclarecer aquel runrún delicado
que a la grey movía a risa, a cuchufleta y escándalo.
Nada pudo averiguar y tornóse al encerado.
Acometió con denuedo y mismo con entusiasmo
la labor de desasnar a tanto mortal asnado.
La mesnada se resiste, prefiere pasar el rato,
jugando a los submarinos aquellos más preparados.
Otros muchos piden tute, que din cabrón y arrastrado.
Entonces ve el profesor, hombre probo y entregado,
que se impone negociar y reclama al delegado:
si en lo que queda atendieren al morfema denostado,
un cuento les contará, un cuento -dijo- de grado...
Mas la tropa desmayaba del esfuerzo derrochado
e indolentemente mira al profesor aliviado
que continúa la lección con ánimo renovado.
El dómine estando en esto escuchó sobrepasado
aquel ruido sutil, compulsivo, acompasado.
Pónese fuera de sí pese a que es hombre templado
y atisba ya al pupilaje bermejo y acalorado.
Cuando muy cabe de él, desinhibido un muchacho,
mastúrbase con fruición... y los ojillos en blanco
¡A despecho del sujeto! ¡Y también del predicado!
Y no supo el profesor, hombre probo y entregado,
a pesar de los pesares, conducirse en este paso.
Consultó de buena fe las leyes de arriba abajo,
sin hallar en parte alguna, respuesta que venga al caso.
¿Es la lúdica enseñanza que reivindica el orgasmo?
¿Lúdicos hemos de ser? ¿En la clase? ¿Mano a mano?
-díjose el pobre maestro, díjose el pobre abrumado-.
Y pidió su parecer a inspector y delegado,
que tenga Dios en su reino por los años de los años,
para que un día nos provean -¡Oh milagro demorado!-,
haciéndonos más felices, de consejos ponderados
que nos guiarán en el trance si el onanista probado
que está en edad militar no para ya de pelar
el mosquetón a dos manos.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada